viernes, 17 de octubre de 2008

Sacándose el pillo

Frente a situaciones incómodas lo mejor es sacarse el pillo. Son muy pocos los que optan por la sinceridad absoluta, además resulta más fácil decir una chiva barata, aunque sea muy repetida y todo el mundo se la sepa de memoria. Lo cierto, es que aún existen algunos ingenuos que siguen creyendo.

En este resumen les recuerdo algunas de las típicas excusas -que ni nosotros mismos las creemos cuando las usamos- que nos han ayudado más de una vez a salir del paso y también a evitar alguna peleíta por ahí.

1. “No es lo que tú piensas": cuando te pillan con las manos en la masa, la respuesta instantánea y nada creíble es ésta. Hay que ser muy ingenuo para presenciar el hecho y que después te digan que no es lo que viste y le creas. Una imagen vale más que mil palabras.

2. “Simpático": te presentan a alguien con la intención de que te guste, pero no te movió ni un pelo y más encima encontraste que llegó tarde a la repartición de belleza. Como no eres capaz de decir de plano que lo encontraste feo, pero tampoco vas a mentir descaradamente, dices:” Hmm es simpático”.

3. "Después te llamo": nos encontramos con algún conocido que te dice que se junten, uno promete llamar más tarde, cosa que remotamente, por no decir jamás sucederá porque lo más probable es que te de lata o que se te olvide.

4. “Van a ir puros hombres": Tu pololo te dice que tiene un carrete, pero que no podrá llevarte porque será un club de Toby y días después te enteras que estuvo lleno de mujeres. ¿Curioso ah?

5. "No eres tú, soy yo": quieres terminar y no tienes ninguna excusa. Tu pololo(a) es un amor, te trata con ternura, se porta bien y no han discutido, pero simplemente tú te aburriste. Después de tanto cranearte eliges la vieja táctica de la crisis existencial repentina que no te permite estar en pareja porque “no eres buena compañía para nadie”.

6. "Voy y vuelvo": lo que promete ser una salida fugaz, se convierte en una escapada eterna. Si escuchas esto, búscate una silla para que no te canses de esperar.

7. "Me quedé sin batería": los que andan haciendo travesuras por ahí o simplemente están aburridos de tanto control de la pareja, apagan el celular para que no los molesten y luego no encuentran nada mejor que decir “es que se me acabó la batería”. Un 99% de las veces es falso.

8. "Me contaron”: te da vergüenza o temes a las represalias por contar que estuviste en algún lugar, pero aún así no te aguantas las ganas de contar la experiencia, por eso dices que te contaron que ese local tenía espejos en el techo y luces de neón. A mí también me contaron...

miércoles, 8 de octubre de 2008

El futuro al alcance de la página


Título: “El Oráculo del guerrero”

Autor: Lucas Estrella Schultz

Año: 2003

Editorial: Grijalbo

Nº de páginas: 88


Nunca he creído en el horóscopo, ni en el tarot y menos en los oráculos. En realidad, no sé si es incredulidad o si detesto esa manía de muchos de adelantarse a los hechos. Y es que nuestra sociedad cada vez gira más en torno al futuro, se vive y desvive por él. Creo que de ahí nace esa curiosidad extrema por enterarnos de lo que sucederá. ¿Para qué trabajar incesablemente en pos del futuro si vamos a desperdiciar el tiempo y olvidarnos del presente? Es más, ¿Quién sabe si hoy es el último día de nuestras vidas y ese futuro por el que tanto trabajamos nunca llegará? . Creo que si supiéramos lo que nos depara el destino sería casi como una condena que sólo nos haría vivir sugestionados, y a la vez, se iría la magia, la sorpresa, la capacidad de asombro y todas las cosas bellas que nos hacen levantarnos cada mañana perderían su gracia.

En esta misma tónica, es decir, la del futuro, aparece “El oráculo del guerrero”. Su autor señala que pretende “sacar a la luz las respuestas que viven en tu interior”. Para ello, hay que elegir un número del 1 al 36 y pensar en una pregunta, luego leer el capítulo que según Estrella Schultz, “algo en ti lo eligió”. Hasta el momento pareciera que no es más que uno de tantos predicadores.

Sin embargo, este libro – que su autor subtitula con la acepción “una respuesta a cada pregunta de tu vida”- a pesar de ser todo eso que odio, tiene un mérito innegable: propone una forma distinta de ver la vida, incitando a que nos valoremos como lo que somos, guerreros, que luchan día a día por cumplir sus sueños y anhelos.

Consejos como “Abre tu corazón al sol y a la vida para que el mundo se refleje en ti” o “abandona todo lo superfluo y quédate con lo importante”, son más bien una guía que una predicción futurista. Es una especie de autoayuda, que se vale de escritos plasmados delicadamente con un lenguaje metafórico y cautivador que a ratos nos hace recordar la biblia, dónde perfectamente ese guerrero podría ser Jesús.

El concepto de guerrero, también acuñado por Paulo Coelho en su “Manual del guerrero de la luz”, habla de un hombre luchador, justo y sensato que transforma su existencia en una constante lucha, pero de manera limpia, nunca pasando a llevar a las personas y siempre actuando desde el corazón.

Probablemente, este no es un libro con el que te vayas a entretener o a ensimismar en el submundo de una historia. Pero sí tiene bastante mística, es muy interesante la forma en que se plantea el camino de la vida, con sus altos y bajos, y también la fortaleza en sus palabras que llaman a mantener la dignidad del guerrero en lo alto.

Por ello, no propongo leerlo como un oráculo, consultando páginas al azar para que entregue una respuesta, sino que como una visión de vida alternativa y enriquecedora.

miércoles, 1 de octubre de 2008

¡Señor Chofer, devuelva los 10!


Camino hasta el paradero en espera de la micro que me sirve para ir a la U. Lo primero que hago es esconder el pase en la manga del chaleco o lo meto en algún bolsillo, no me puedo arriesgar a que el chofer me vea la tarjeta y no me pare. Pareciera que la TNE estuviera contaminada con ántrax o que fuera una plaga mortal que ellos quieren evitar.
La cosa es que cuando logro, por fin, detener el bus que me sirve, tengo que enfrentarme a la cara larga del chofer que se decepciona al ver que saqué mi tan despreciado pase escolar. Como no tuve tiempo de sencillar los $140 que vale el pasaje, pago con $150. Me quedo esperando mi boleto -el mítico seguro de vida que no es- y mis $10 de vuelto. Cri-cri, no pasa nada. Si ando con ánimos, me atrevo a decir:" ey, ¿y mis 10?", los que con suerte el señor micrero te los lanza en la mano, o sino, me voy a sentar pensando en que " filo, son 10 pesos no más", aunque claro si junto esos 10 con otros 10+10+10, podría perfectamente tener el sencillo para el próximo pasaje.
En fin, no se cuando será el día en que los choferes nos valoren. Nosotros no tenemos la culpa que les paguen poco por una jornada estresante ni que a algunos nos den la oportunidad de pagar una tarifa diferenciada. Cabe recordar que no nos regalaron el pase, tuvimos que comprarlo.
Lo único que pienso es que ojalá les suban el sueldo para que los estudiantes no sigamos pagando las consecuencias, para que nunca más seamos insultados, para que nunca más tengamos que estar largo rato en el paradero viendo como ellos pasan de largo y para que nos den nuestro vuelto y el boleto cada vez que ocupemos el servicio.
Ojalá todos fueran como los que sólo un par de veces me he topado y que me han dicho " Buenos días" e incluso me han deseado que tenga un buen día.
Un consejo: si te enfrascaste en una discusión con el micrero por equis motivo, bájate por la puerta de atrás para que no te pase lo mismo que a mí. Un día discutí con el micrero porque no me dejó en el paradero que le pedí -a pesar que le avisé con anticipación- y este sujeto no encontró nada mejor que decirme " cuidado, no te vayai' a caer" y partió antes que yo terminara de bajar. Por suerte, me pilló atenta, porque de otro modo me hubiese sacado la .... ustedes ya saben.